Los pequeños detalles hacen la diferencia.
Algunos comienzan siendo una prueba y terminan convirtiéndose en un hábito; otros, se hacen tan nuestros que se transforman en acciones poderosas que nos definen, haciéndonos sentir orgullosos de nosotros mismos…
Estos detalles suelen tener algo en común: Llegan para quedarse.
Así sucede cuando comenzamos a transitar el camino hacia la búsqueda de una vida más sustentable. Los detalles son los protagonistas y cobran valor de adentro hacia afuera, impulsados por destellos de conciencia, esperanza y aires de cambio. Estos detalles se traducen en acciones que nos invitan a vivir experiencias de calidad con la intención de impactar positivamente en nuestra salud, entorno y medio ambiente.
No importa cuánto. Importa el “qué”; no el “qué dirán” y sí lo que estamos dispuestos a hacer para aportar nuestro granito de arena y construir la realidad de la que queremos ser parte. No es una competencia. Cada acción suma y es de total relevancia. Simplemente, es cuestión de comenzar… Comenzar y hacer “algo”.
Acciones como cuidar el agua, separar los residuos, reciclar, volver a la cocina para alimentarnos de una manera más saludable, comenzar nuestro propio huerto en casa, elegir alimentos y/o productos orgánicos, ayudar a quien más lo necesita, consumir de una manera más responsable y reemplazar algunos objetos por otros que asumen la responsabilidad de ser bondadosos con el medio ambiente podrían ser una inspiración….
Incorpora a tu vida aquellos hábitos que te hagan sentir en sintonía con tu bienestar y la del planeta.
¡Sé parte del efecto multiplicador y dale la bienvenida a una nueva vida más sustentable!
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* Artículo publicado en el Blog de Ere Perez.